jueves, 25 de abril de 2019

Donde hay humanos, la contaminación aparece, ¿una maldición para la tierra?


Donde hay humanos, la contaminación aparece, ¿una maldición para la tierra?


El ser humano ocupa el planeta, lo conquista y somete, lo emplea para su beneficio, pero en cada acción existe un efecto secundario y negativo que se expande a medida que crece la codicia y el deseo de extraer hasta el último recurso para satisfacer su codicia y necedad. La contaminación que crece sin parar y se encuentra en los lugares más insospechados.

En las últimas décadas, los humanos han arrojado al medio ambiente millones de toneladas de residuos plásticos. Los plásticos, derivado del petróleo, tardan miles de años en descomponerse; mientras tanto, contaminan aguas, intoxican animales y entran en la cadena alimentaria.

En el Océano Pacífico Norte, existe el Gran Parche de Basura del Pacífico, más grande que el estado de Texas, con 696.241 km2. Existen parches de basura en otros océanos, Índico y Atlántico. Para la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration) no son “islas de basura”, masas homogéneas, sino algo disperso como una galaxia. En realidad, si fueran islas, bastaría con levantar la masa y quitarla. Los científicos de SES calcularon que hay 580,000 piezas de plástico por kilómetro cuadrado en el Atlántico.





El plástico que ingresa al océano, proviene de barcos y plataformas que están en alta mar (20%); el resto proviene de la basura arrojada al mar, recogida por las mareas en la playa, y basura arrojada intencionalmente.

Los plásticos no se biodegradan, se rompen en pequeños pedazos que son consumidos por los peces y los mamíferos marinos. Cando la espuma de poliestireno se rompe en partes más pequeñas, los componentes se hunden en el océano, así el contaminante se propaga por todo el mar.  La toxicidad directa de los plásticos proviene del plomo, el cadmio y el mercurio. Estas toxinas se han encontrado en muchos peces y son peligrosas para los humanos. El ftalato de dietilhexilo (DEHP) es un carcinógeno tóxico. Otros efectos, además de los canceres, se revelan en defectos de nacimiento, errores del sistema inmunológico y problemas de desarrollo infantil. Otros plásticos tóxicos, el BPA o el bisfenol-A, utilizado en las botellas de plástico y materiales de envasado de alimentos interfiere con la función hormonal humana.

Los mares no son los únicos vertederos de basura contaminante. Las cuencas de ríos, lagos, las ciudades y alrededores, hasta el espacio exterior están afectados. Las ciudades son “basureros naturales”, pero,  ¿Qué pasa en lugares alejados de las ciudades? A nadie se le ocurriría pensar que el Everest es un basurero tan peligroso como los basureros de ciudades y playas contaminadas.






El monte Everest, a 8.848 metros sobre el nivel del mar, era el lugar más solitario de la Tierra, y quizá el más limpio; hasta el 29 de mayo de 1953, cuando Edmund Hillary y el guía Tenzing Norgay conquistaron su cima. Ahora, esta montaña sufre los ataques de un ser humano sin conciencia ambiental que llena de basura y excremento todas sus laderas.



En mayo del 2018, el diario chino Global Times informó sobre una expedición de 30 personas que tenían como objetivo limpiar el cerro en plena temporada de ascenso, con resultados tristes: Sólo entre abril y mayo recolectaron 8.5 toneladas de residuos (tiendas de campaña, botellas de oxígeno, cilindros de gas, kilómetros de cuerdas, latas de comida y cadáveres abandonados). Del total de residuos recolectados, 2.3 toneladas correspondían únicamente a excremento humano congelado, lo que indica que el Everest es una letrina en las alturas.

En el campamento base (5.350 metros de alto), se recogen los restos y los trasladan a una zona baja donde se procesan adecuadamente; en las bases más alejadas la gente excava en la nieve para esconder heces y orina. Según The Washington Post, por temporada los montañistas  generan 12 toneladas de excremento humano, que son “guardados” bajo la nieve. El deshielo de la montaña lleva el excremento hasta los campos base poniendo en riesgo la salud de los escaladores que derriten el hielo para consumirlo como agua. En el 2012, ya se advertía de la contaminación de las fuentes de agua; en el 2013, un conocido periodista y montañista decía que los propios escaladores evitaban hervir la nieve para beber el agua por miedo a contraer una infección. Ahora, las autoridades buscan soluciones reales al problema. La idea es quemar los residuos biodegradables en las cercanías del Everest y los demás llevarlos a Katmandú (capital de Nepal) para fabricar souvenirs. Un proyecto más complejo, el Proyecto Biogás del Monte Everest, pretende crear un biorreactor para convertir el excremento en material de composta; se espera que funcione dese 2019.





¿El espacio está libre? No, también es un vertedero menos visible, tarde o temprano se sentirán los efectos.


Referencias

Estas son las islas de plástico que contaminan mares y océanos
31 enero, 2019 

Al monte Everest lo enferman: se está convirtiendo en una letrina Manuel Herrera. 15 junio, 2018



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.